Llovía y a la puerta de mi casa dejaron un flor con una nota, por más que intente ver quien había dejado ese detalle solo vi calles mojadas, gente corriendo de un lado para otro, no distinguí a alguien conocido. Entre a casa, desdoble la nota que decía "Gracias por invitarme hoy".
Ahora sabia quien era el responsable de la flor, Pepe, mi compañero de clases, hoy lo había invitado a ver a mi ex-novio a una presentación artística ( si lo se, eso no se hace) , pero no le vi nada de malo en ir con un amigo-compañero a una presentación donde casualmente se presentaba él y mucho menos pensé que esa invitación se convertiría en algo más allá de dos amigos pasando un rato agradable.
Pero para Pepe, si fue algo más, al día siguiente paso por mí para ir a la escuela, que más quedaba que agradecerle la compañía , el detalle y por supuesto cambiar de tema. El recorrido se hizo largo porque siempre regresábamos al mismo punto, la noche anterior.
Al finalizar el día de escuela, justo cuando iba de regreso a casa, ahí estaba Pepe esperándome, con una declaración de amor entre manos. Pero lo que más me sorprendió fue su osadía de besarme, así sin más y la poca chispa que salio de ese encuentro.
No hubo pop, no hubo click, no hubo nada de nada, al sentir sus labios en los míos, fue inevitable decirle, "solo te quiero como amigo" y escuchar el crash de su corazón.
Yo también puedo romper corazones.
— GisMar (@Ella_Luna_) febrero 10, 2014
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