Entre pausa y pausa para darle un sorbo a mi café, te imagino ahí leyendo estas lineas, quizás preguntándote que habrá sido de mi desde tu adiós, desde que te fuiste de mi vida así tan intempestivamente. Y yo aquí preguntándome si habrías pensando que seria lo mejor para mi tenerte lejos, si habrá ganado una vez más esa costumbre de pensar por el otro.
Y no me duele que te hayas ido, lo entiendo hasta cierto punto, pero lo que me duele es no tener una conclusión, un final para esta historia, es como quedar en puntos suspensivos. Quisiera seguir teniéndote en mi vida, pero eso seria muy egoísta de mi parte, ser solo amigos no esta en nuestro alcances, no en estos momentos. Aún así esperaba un final más feliz, a pesar de lo triste que es perdernos.
Quizás si yo hubiese dicho ese adiós por las razones que tu tuviste vería las cosas como tú, haría las cosas como tú, pero no fue así estoy del otro lado, del lado en el que duele este silencio. Del lado en el que extraño a mi mejor amigo, a mi confidente. Del lado en el que la mañanas están hechas de lagrimas, de nubes grises, del eco que producen las teclas mientras te escribo.
Y podría tragarme mi dolor, superar tu ausencia, dejar de ser tan emocional y más fría, para dejarte partir, así sin más, sin mirar atrás, borrar cada uno de los días, olvidar cada luna llena, pretender que todo fue un sueño, podría hacerlo, pero ¿sabes que? no quiero.
No quiero decirte adiós, no aún, no quiero guardar silencio, continuaré escribiéndote, hablándote en sueños, acariciándote en cada rayo de luna, susurrándote con el viento que te quiero.
¿Hasta cuando? No lo sé.
Hasta que mi corazón este listo para seguir, hasta que mi cuerpo deje de extrañar tus miradas, hasta que deje de buscar tu sonrisa en todos lados, hasta ese día te diré adiós.
En el silencio de tu adiós escuche mi corazón latir.
— GisMar (@Ella_Luna_) Mayo 27, 2014
