viernes, 28 de marzo de 2014

La cocina.

Ella está cocinando la cena, distraída, escuchando un poco de música, mientras pica jitomate.

Él entra despacio, sin hacer ruido, la toma por la cintura, acerca su cuerpo lentamente,le eriza la piel con su respiración, le besa el cuello a la altura de la nuca.

Ella se estremece, voltea sin separar su cuerpo, lo mira a los ojos, lo abraza, se funde, respira, se llena de él. Rompen el abrazo y se regalan un beso, lento, intenso, profundo, sus corazones se acelera al mismo ritmo.

Él, comienza a besarle el cuello, hasta que llega a su hombro, trazando un camino que solo él conoce (las pecas de sus hombros ayudan) ; ella hábilmente desliza sus manos debajo del suéter beige y lo despoja de el, desabotona lentamente su camisa y traza círculos con las yemas de los dedos sobre su pecho.

Ella olía a mandarina, él se llenaba de ese aroma en cada caricia,  en cada suspiro que daba mientras luchaba por quitarle el sostén, en cada beso que iba marcando sobre su blanca piel.

Poco a poco la ropa fue cayendo en el piso de aquella cocina, hasta que quedaron solo cubiertos de besos y caricias, el momento que habían estado esperando, había llegado, por fin la distancia entre sus cuerpos se reducía a nada.

La luz de la luna entrando por la ventana, hacia que la piel de ella destellara como lluvia de estrellas, marcando su silueta entre las sombras, mientras él; le acariciaba la espalda, jugueteando con su pelo y susurrándole lo hermosa que es, ella vibra, destila deseo y ganas de perderse en él.

Ella lo abraza a su pecho, el roce de sus senos contra la piel desnuda de él, la hacen gemir, le rasguña la espalda, mientras los dedos hábiles de él, recorren cada centímetro de sus caderas, de su vientre, hasta perderse en la profundidad de su cuerpo.

Entre besos desenfrenados y caricias apasionadas, se funden, se unen, se vuelven uno, él entra en ella, ella le entrega su ser con movimientos cadenciosos. Gritos, gemidos y suspiros se mezclan en el ambiente, suben, bajan, ruedan, van y vienen, muriendo y renaciendo de entre el fuego de su amor. 




jueves, 20 de marzo de 2014

Ganas.

Tengo ganas de perderme en ti
para poder describir la geografía de tu cuerpo,
recorrerte con la yema de mis dedos
comenzando por los pies hasta llegar a la cabeza.

Tengo ganas de encontrarme en ti
para poder recostarme sobre tu pecho,
juguetear en tu ombligo
y sentirte reaccionar ante el roce de mi piel.

Tengo ganas de tenerte en mi
que conozca la calidez de mi cuerpo
mientras tus manos reconocen aquello
que siempre te ha pertenecido en sueños.

Tengo ganas de ir y venir
al compás que marquen tus caderas,
subir, bajar, rodar y envolverte con mis piernas
hasta que enloquezcas de pasión.

Tengo ganas de que me acaricies lento,
que recorras la curva de mi espalda
con suaves y pequeños besos
 como dejando tu huella tatuada en mi.

Tengo ganas de sentirte,
de saberte mio
que cada poro de tu cuerpo reaccione ante mi tacto,
como mi cuerpo reacciona ante ti.

Tengo ganas de que te hundas en mi,
que abras poco a poco el camino,
que sientas la humedad que provocas en mi,
que me muerdas el labio mientras me besas.



martes, 11 de marzo de 2014

Sin ti, sin mi.

Para ti es fácil hablar de amor, para mí solo es fácil nombrarlo eso de sentirlo no tanto; creo que es algo que un día conocí, que estuvo aquí y se marcho sin decir "Adiós". No recuerdo el instante en que me abandono, pero he sentido este hueco en el corazón, como esa sensación que te queda al bajar de la montaña rusa, así siento cuando te veo.

Estas aquí, pero no te siento en esta habitación que conoce nuestra historia, mucho menos en mi cuerpo, subes, bajas, vienes y te vas, así como si nada, yo ni te pienso siquiera, prefiero cerrar los ojos e imaginar que en verdad te amo, que aún deseo tus caricias y que tus besos no son tímpanos de hielo recorriendo mi piel.

No me pidas que te diga que te amo, no me gusta mentir en las cosas del corazón, mucho menos en esos momentos tan íntimos, mejor solo fingimos que nos amamos, que lo disfrutamos, que nos entregamos, hasta puedes pensar que soy otra mujer, una que te guste más, que te haga vibrar, me da igual si dices mi nombre o el de cualquier otra, de todos modos no me siento yo cuando según los protocolos hacemos el amor.

Me pregunto porque no me abandonas, porque no haces tus maletas y te vas, yo soy demasiado cobarde para hacerlo, me gana la inseguridad que me ha dejado la soledad que comparto día a día contigo, al ver tu cara de hastió cada mañana cuando despiertas y me ves igual que siempre; a tu lado, empezando la rutina de cada día , con las mismas palabras, las mismas caricias, a la misma hora de siempre.

No entiendo porque sigues aquí llenando los espacios de esta casa con desilusión y con sueños rotos, que solo retumban como eco entre estas paredes.








 

lunes, 10 de marzo de 2014

La tienda.

Se encontraron donde menos esperaban, esa tienda de deportes fue él punto de reunión; ella entro a la tienda, lo vio ahí ; de espaldas a la puerta, se le acelero el corazón, después de tanto tiempo, de tanto extrañarse iban a encontrarse.

Él curioseaba por la tienda, esperándola, presintiéndola, anhelando su encuentro, volteo instintivamente y ahí estaba ella, caminando lentamente hacia él, se miraron, se abrazaron, suspiraron, se volvieron a enamorar.

Todos los miraban con extrañeza, vaya punto para reencontrarse, pero así es el destino, después de tanto tiempo de buscarse, de perseguirse por la vida, se venían a encontrar en es lugar. Se sentaron en un rincón de la tienda, sin saber que hacer, sin saber que decir, tanto tiempo había pasado desde la ultima vez que se se tuvieron cerca.

Les sudaban las manos, se sentía el temblar de sus cuerpos tan solo con el roce de sus hombros, de sus piernas, sentados uno al lado del otro, sin saber como romper el silencio, evitando mirarse a los ojos y colapsar todo el universo.

Nerviosamente ella le tomo la mano, olvido por un momento el lugar y lo que ello implicaba, lo hizo, así sin más, no podía esperar más quería sentir las manos que daban vida a la música, a las letras, a los dibujos, a sus deseos. Ella lo miraba, él no quería hacerlo, sabia lo peligroso que sería si la veía a los ojos, no iba a dejarla ir nunca más.

Hablaron poco, se dijeron más entre suspiros, la cercanía hizo que dejara de dolerles la piel por no tocarse, por extrañase infinitamente. Él la miraba de reojo - Le gustaba verla de perfil -  mientras ella buscaba las palabras para decirle todo aquello que la hacía sentir tenerlo en su vida.

Al rededor de ellos seguía girando el mundo, las cajeras de la tienda se preguntaban ¿Que hacían esos dos extraños, ahí nada más sentados?, de pronto él atinó a decir - Estamos esperando a que entre nuestro hijo a la tienda - . "Nuestro"  pensó ella, que increíble sonaba esa palabra, cobraba un nuevo significado, le permitía soñar con ese mundo paralelo, donde se tenían, donde se sabían, donde eran.

Se le acelero el corazón y no resistió más, le dejo un beso en el cuello, le roso la mejilla con la nariz y le regalo un te quiero. Palabra que se quedaba corta pero encerraba todo lo que ella tenía para darle, te quiero en mi vida, te quiero en mi mundo, te quiero en mis letras, te quiero en mi piel, te quiero en silencio, te quiero a gritos, te quiero dentro, te quiero feliz, te quiero para siempre.

Ella se levanto y salió de la tienda sin mirar atrás, dejandole a él su corazón.




 

jueves, 6 de marzo de 2014

El primer beso

Bien dicen que el primer beso nunca se olvida, así era para ella, podía recordar todos los detalles de ese momento especial, que comenzó como un juego.

Todo comenzó en una fiesta, ella era la chica nueva en la escuela, así que aún no tenia muchos amigos, pero ya se había "enamorado" de un chico de su salón.

La primer fiesta a la que iba con sus nuevos compañeros, llegó acompañada de quien se convertiría en su mejor amiga, muchos ya estaban en el lugar, comenzaron a platicar, se escuchaba de fondo música de hombres G, mientras comían papitas y tomaban refresco.

Se escuchaba uno que otro chisme, los acontecimientos del día en la escuela, después de que todos los invitados llegaron, comenzó el juego, su primera vez jugando botella, el destino de sus labios estaba en un girar de botella, definitivamente no lo podía creer, se sentó frente al chico que le gustaba, con los nervios de punta. Después de un par de parejas desfilando hacia la cocina  y los dichosos 5 minutos cronometrados a cada una, era su turno, debía girar la botella, corría el riesgo de besar a quien sería su mejor amigo, al anfitrión de la casa, al feo del grupo o a él, pero no podía decir que no, eran las reglas.

Giro la botella y cruzaba los dedos esperando tener suerte, iba a entregar su primer beso en un juego de botella, en la cocina de esa casa, por un momento olvido su sueño romántico de su primer beso en un balcón o a la luz de la luna, todo pasaba en su cabeza mientras la botella giraba y giraba.

De pronto una burla la trajo a la realidad, la botella había dejado de girar, levanto los ojos para ver a donde apuntaba la boquilla, no lo podía creer, ahí estaba él extendiéndole la mano para ir a la cocina. Tranquilamente se puso e pie, camino a la cocina, cerro la puerta tras ella, para él no era algo nuevo, parecía tener mucha practica, en cambio ella temblaba, no sabía que hacer. 

Él la tomo por la cintura, empujando su espalda contra el refrigerador, le acaricio el cuello y se acerco lentamente, ella cerro los ojos, mientras su respiración se aceleraba, su corazón reaccionaba al contacto con las manos de él, lentamente se acerco, la beso, con un beso explosivo, intenso, nada de lo que ella hubiera imaginado se acercaba a ese momento, él parecía un experto en la materia y ella era como barro listo para ser moldeado, es difícil decir si pasaron 5 minutos o una eternidad, hasta que alguien entro indicándoles que el tiempo se había terminado, pero eso no importo, ese beso se extendió hasta que todos entraron a la cocina intrigados por lo que estaba pasando.

Quizás fue el beso mas corto o mas largo ,quizás para él solo fue un juego, pero para ella, fue el mejor beso de toda su vida.


 

lunes, 3 de marzo de 2014

Sin principio, ni fin.

De vez en cuando me gusta jugar al amor, pensar que me amas, que podemos ser felices un día de estos, que cuando cierras los ojos piensas en mi y no en las caricias de otras mujeres que han pasado por tu cuerpo, por tu mente, por tu vida.

Pero no me queda más que conformarme con los momentos que te tengo en mi vida, en mis brazos, bajo las sabanas, hasta que miras el reloj y ves que se te hace tarde, para ir a donde sea que vayas, pocas veces logro retenerte un poco más hasta que el tiempo se nos viene encima y empieza a ahogarnos la rutina.

Esa rutina, que nos asfixia cada vez más , que no nos permite estar, que me roba los momentos tan cortos en los que puedo amarte y tu siempre con prisa de todo, esa prisa que mata, que genera ausencia, pero dime que puedo hacer con el cariño repartido, entre las horas que compartes conmigo y la vida que le das a ella.

Y yo con mi desesperación por llenar el vació, lo poco que me das ya no es suficiente, yo necesito de ti, de esa entrega que va mas allá del tiempo, de la prisa, eso es lo que siempre busco en ti, pero para ti hundirte en mi cuerpo es más que suficiente.

A veces quisiera gritarte a la cara todo esto que me ahoga el corazón, pero no tengo el valor para decirte que estoy harta de ti, de sentirme vacía cada vez que te veo salir por esa puerta, decirte que me enferma tu frialdad y que me cuesta afrontar que me equivoque, que solo eres una ilusión del hombre que yo amo.

Pero es más fácil callar todo lo que me molesta de ti, de esta absurda relación, sin principio, sin fin, sin importar que muero poco a poco por la falta de amor y de sueños compartidos, por cada lagrima que he derramado cuando me quedo más sola a tu lado.


 Hoy escuché una de nuestras canciones y sentí como cada recuerdo tuyo estallaba dentro de mí. No es la primera vez que te cuelas en mis pen...